Domingo. 10 de Junio. Sol y calor. Así amanece Nueva York en el día de la Puerto Rican Parade, un homenaje que la ciudad brinda a todos los puertorriqueños y que celebra la contribución de Puerto Rico a la historia de N.Y., su cultura y su diversidad. Este año marca el 43 aniversario de la Parade, que empezó su recorrido en 1958, y que desde entonces ha constituido un símbolo para todos los boricuas y también para la comunidad latina de nueva York: una vía de manifestación, un canal de expresión y afirmación de identidad, un grito de libertad y de júbilo. Existimos. Estamos aquí. Con más de 100,000 participantes en las carrozas y más de 3 millones de espectadores, la Puerto Rican Parade se consolida como uno de los eventos anuales más importantes de la ciudad. A lo largo de la 5 Avenida, desde la calle 44 hasta la 86, y desde las 11 del mediodía hasta las 6 de la tarde, el desfile toma forma entre carrozas, luces, música, baile y reivindicaciones políticas. El azul, blanco y rojo de las banderas casi cubre el horizonte, y los muchachos piropean en spanglish a las bellezas puertorriqueñas que saludan desde el desfile con sus trajes brillantes y sonrisas despampanantes. El público -madres, niños, jóvenes, ancianos, parejas de enamorados, cuadrilla de amigos- aplaude a los participantes mientras baila al son de los ritmos latinos que se escuchan desde las carrozas y desde las radios en las aceras, salsa, merengue, bachata... Reinas de la belleza, “majorettes”, veteranos de guerra, hombres con zancos, bailadores de salsa, una explosión de alegría y de buenas vibraciones.

Y como muestra un botón:en la carroza de Nike disfrutamos de la “Abakuá Latin Dance Co” donde destacó Nilda Borrero -incesante animando a las multitudes- y a Eddie “chiqui” Burgos, junto al director del grupo Frankie Martínez y su pareja Aisha Koswara. También es obligado mencionar la escuela de baile “la salsa de hoy”, cuna natal de los ‘Revelations Dancers’,con Jaykuan y Sussie Marrero. En el flote de Goya disfrutamos con los incomparables ‘Eddie Torres Dancers”. Al margen de los acontecimientos que dieron una nota gris a la Parade del año pasado, la Parade se desarrolló con toda normalidad, y un despliegue policial cubrió las calles adyacentes al desfile que no registró ningún incidente. Los accesos al Central Park estuvieron cerrados para evitar posibles problemas. A las 6 de la tarde el desfile llega a su fin. La gente se dispersa, pero en la ciudad todavía se respira la energía acumulada a lo largo del día. La fiesta continuará hasta últimas horas de la noche. Puerto Rico conquista Nueva York por un día.